jueves, 11 de julio de 2024

2. Central Park y otros parques con historia


BATTERY PARK

En Nueva York hay un parque por excelencia, importante, mundialmente conocido, de enorme tamaño y cuidado diseño, que no es el único pero sí el principal. Obviamente se trata de Central Park, al que dedicamos una visita guiada en un freetour y otra por nuestra cuenta, pero igualmente conocimos varias zonas verdes relevantes. Es el caso, para empezar, de Battery Park, en la esquina sur de Manhattan, allí donde empezó a conformarse la ciudad cuando se llamaba Nueva Amsterdam.

Battery Park, un cuidado refugio verde contra el calor del verano

Acudimos a Battery Park, como otros muchos, ya que desde aquí salen los ferrys para la Isla de Ellis y la Estatua de la Libertad. Salvo en el momento de formarse la cola para embarcar, esta zona verde permite una espera cómoda y relativamente fresca. Una parte del parque está construido sobre terrenos ganados al mar y su principal referencia es el fuerte Clinton (nada que ver con el expresidente y sí con un gobernador de Nueva York del mismo apellido). Es similar a otro existente en Governors Island, a muy poca distancia, y el objetivo de ambos era proteger Nueva York de un posible ataque británico tras la independencia. En tiempos estaba dentro del mar y conectado a tierra mediante una pasarela, pero hace ya mucho que es totalmente terreno consolidado.

Curiosa imagen de Manhattan mediado el siglo XIX, con el fuerte separado de tierra

Una de las perlas del fuerte, que además de instalación militar fue centro de recreo, lugar de llegada de inmigrantes (antes de la apertura de la isla de Ellis) y hasta acuario, es una sala en la que se exhiben tres grandes cuadros muy detallados de la imagen de la ciudad en diferentes momentos de su historia. En el primero (arriba) refleja como era Manhattan a mediados del siglo XIX, todavía sin rascacielos y sin los puentes. Ya existe Battery Park, más reducido, y el fuerte Clinton totalmente rodeado de agua.

Finales del XIX: muchos muelles portuarios, puente de Brooklyn y la ciudad ha crecido

Unas décadas después (finales del XIX), la ciudad es muy diferente: a la izquierda, una sucesión de muelles de un puerto en desarrollo (ahora todos con usos lúdicos o trasladados a Nueva Jersey), el puente de Brooklyn, que sobresale destacado sobre una ciudad ya compacta pero con menos alturas que las actuales. Y el fuerte Clinton, incorporado a un Battery Park visiblemente recrecido.

Siglo XX: puente de Manhattan y el de Brooklyn menos visible por la presencia de rascacielos

La tercer estampa es Nueva York avanzado el siglo XX, en la que se vislumbra también el puente de Manhattan, ya se han construido bastante rascacielos, que en parte ocultan el puente de Brooklyn, es una urbe más compacta y en ebullición. Y el fuerte Clinton no solo forma parte de la ciudad terrestre, si no que hay un amplio espacio que lo separa del mar.


CENTRAL PARK... A IMAGEN DEL RETIRO MADRILEÑO

Conocer Central Park no es tarea sencilla dadas sus dimensiones: con cuatro kilómetros de largo y más de 800 de ancho, ocupa casi el 6% del suelo de Manhattan. Y teniendo en cuenta su configuración (estanques, bosques, montículos, puentes) y que los vehículos están vetados, recorrerlo a fondo es complejo. Tiene el doble de tamaño que Mónaco y ocho veces Ciudad del Vaticano, también multiplica por tres el parque del Retiro de Madrid. Curiosamente, nuestro guía recalcó que su diseño está basado en el parque madrileño (el estanque central con barcas, sus paseos, un zoológico y el estilo general), algo que no hemos confirmado con otras fuentes. 

Popular carrusel animado de animales en la entrada al zoo de Central Park

El zoológico sigue funcionando en CP, pero hace décadas que desapareció del Retiro la en tiempos conocida como Casa de Fieras. No entramos.

Inicio del freetour en Central Park, con Miguel, el guía, con niki azul

Nos inscribimos en un freetour y durante tres horas seguimos a Miguel, venezolano con tres años en NY, a fin de enterarnos de la historia de un parque que es a la vez pulmón y corazón de esta populosa isla. 

Escultura metálica del globo terráqueo junto a Central Park

En este largo paseo recorrimos la zona suroeste precisamente el 4 de julio, lo que vino a significar que el recinto estaba a rebosar de gente, familias, niños y pandillas de amigos en un día superfestivo.

 Iniciamos la ruta en una de sus puertas a pocos metros del hotel Trump Internacional, centro de operaciones del expresidente cuando está en Nueva York.

Torre Trump, uno de los rascacielos en la periferia del parque

Central Park está rodeado de edificios en altura en muchos lugares y aterra pensar como sería la ciudad si a mediados del siglo XIX no se hubiera abordado su construcción. En la actual, y siguiendo el modelo USA, inentendible en Europa, su gestión y mantenimiento está a cargo de una empresa privada sin ánimo de lucro, Central Park Conservancy, que se nutre de fondos públicos y donaciones. Según nuestro guía, su presupuesto anual es de 70 millones de dólares, y solo un cuarto de esta cantidad sale de las arcas públicas.

Enormes montículos de piedra ocupan algunas zonas del recinto

Aunque actualmente Manhattan es una planicie sin relieve, cuando llegaron los europeos no era así. Se sabe que había irregularidades en el terreno y pequeñas colinas, que fueron eliminadas al extenderse la ciudad. Algunas se han mantenido en Central Park y otras fueron reconstruidas para recordar su pasado.


Y por supuesto, no faltan servicios existentes casi siempre en estos recintos, como los coches de caballos para solaz de turistas que no desean caminar. Y también  músicos callejeros, vendedores de mil cosas, retratistas, un variado.

Aquí estaban preparando una celebración temática en medio de una pradera

Este 4 de julio había miles de personas en el parque mientras lo recorríamos, quienes deberían agradecer a las personas que a mediados del siglo XIX impulsaron su construcción. Entre 1820 y 1855 la ciudad había cuadruplicado su población y la gente no tenía donde pasear en contacto con la naturaleza, por lo que suplía esta carencia acudiendo a los cementerios, los primeros espacios que el personal utilizó para pasar tiempo al aire libre.

Subidos a un montículo de piedra con las torres de fondo

Un paisajista que había viajado por Europa y conocido sus principales parques y un arquitecto fueron los encargados de su diseño. Frederick Law Olmsteld y Calvert Vaux innovaron creando por primera vez caminos diferentes para peatones y carruajes, y el tráfico comercial fue dirigido a calzadas deprimidas rodeadas de elevados macizos de arbustos.

Puentes y pasos elevados, muy abundantes en Central Park 

Uno de los 36 puentes que hay en CP

Su construcción no fue un camino de rosas, especialmente para Olmsted, enfrentado a la junta que supervisaba el proyecto. En 1860 fue relevado, pero la obra siguió adelante y en 1873 estaba casi terminado. Hubo momentos en que allí trabajaban 20.000 obreros, lo que da idea de la magnitud del proyecto. Para ejecutarlo se había desalojado a las 1.600 personas que vivían en aquella zona y se trasladaron desde Nueva Jersey 14.000 metros cúbicos de tierra, ya que la existente no tenía calidad suficiente para los cuatro  millones de plantas, árboles y arbustos que se plantaron.

Años después CP entró en una senda de degradación que se mantendría hasta 1934, cuando el alcalde Fiorello La Guardia inició una exitosa remoción. Encargó al urbanista Robert Moses su reorganización y mejora, que se llevó a cabo en poco tiempo.

Majestuoso y conocido hotel Plaza, en el borde sur del parque

El día del freetour obviamente caminamos en grupo y atentos a las explicaciones sobre su historia y curiosidades de este gigantesco recinto. A su alrededor se encuentran inmuebles conocidos, caso del hotel Plaza un robusto edificio que ha aparecido en numerosas películas. En la actualidad una parte del mismo sigue funcionando como hotel mientras que otra gran parte está consituida por viviendas permanentes de  otros tantos propietarios que disfrutan de los servicios del hotel. Ahí se rodó la película de "Sólo en casa 2, perdido en Nueva York".


En una jornada posterior aprovechamos la visita a Harlem para entrar en el parque por su lado norte  y pasear un buen rato su interior. 


Era un domingo caluroso y al coincidir en domingo de nuevo familias y grupos diversos pasaban la tarde en sus campas disfrutando del día. Pero a nada que te internes por sus caminos, es fácil encontrar zonas aisladas, pequeños bosques y esquinas donde disfrutar con tranquilidad de esta enorme zona verde.



Por tanto, en CP coexisten zonas boscosas con áreas con terrazas, como esta de la imagen superior, por la que se accede a la fuente de Bethesda, escenario icónico en muchas películas.


Sus estanques también son muy valorados, al igual que las pistas de patinaje sobre hielo durante el duro invierno de Nueva York.

Alicia en el País de las Maravillas

Hans Christian Andersen

Homenaje a las pioneras de los derechos de la mujer

Balto, un héroe de cuatro patas

Esta sucesión de estatuas es muy popular, y en la de Andersen un cuentacuentos leía uno de los más conocidos con un amplificador, solicitando cinco dólares a los escuchantes.

Muy popular es la escultura en bronce de Balto, un husky siberiano que se convirtió en un héroe cuando dirigió un trineo de perros en 1925 para llevar la antitoxina diftérica a Nome, en Alaska, para combatir un brote de la enfermedad. Al parecer, el propio Balto estuvo presente cuando se inauguró la escultura unos meses después. 

Cuando nos marchábmos de la de Alicia en el País de las Maravillas, a unos cincuenta metros, una argentina del grupo se dio cuenta de que se había dejado el bolso en los escalones donde se había sentado. Demudada, salió corriendo mientras Miguel, el guía, le recomendaba tranquilidad. "Aquí nadie te lo quita, tampoco el móvil, ya lo verás". Dicho y hecho, la cartera seguía en el escalón y con todo su contenido. Al hilo de este hecho, comentar que durante nuestra visita tuvimos una sensación de seguridad y tranquilidad, la gente usaba con tranquilidad sus móviles y llevaba las mochilas a la espalda. Nada que ver con los avisos que recibimos en su día en el metro de Buenos Aires, o las precauciones que adoptamos en Bogotá un año antes ante la insistencia de nuestra amiga colombiana. En cambio, evitamos El Bronx ante los consejos de que allí no hay cosas de interés y la seguridad ni mucho menos está garantizada.

Batería de pistas de esta variedad de A1 pádel

Desde los años sesenta se ha buscado dar contenido lúdico deportivo a Central Park y estas pistas de una popular modalidad de pádel sin paredes es buena prueba. También se organizan actividades culturales, caso del festival Shakespeare in the park, gratuito y con miles de espectadores cada año

Rascacielos altos y estrechos en la fachada sur de Central Park

Y aunque desde muchos puntos de Central Park te olvidas que estás en medio de Nueva York, en otros la ciudad está muy presente, especialmente esta que ha crecido en altura como ninguna otra. El inmueble estrecho y espigado del centro de la imagen nos dijo Miguel que era el edificio residencial más alto del mundo y en él hay un ático gigantesco en venta por 295 millones de dólares, que se puede ver interiormente en la serie de Netflix Dueños de Manhattan.


Los estanques, siete en total, son muy populares y todos ellos están conectados para un mejor aprovechamiento del agua pues son artificiales.


Poco antes de salir del parque con el freetour, a la altura de la calle 72 Oeste, pasamos por  junto al monumento a John Lennon, en  Strawberry Fields quien vivía en Nueva York cuando fue asesinado en 1980. Siempre está muy concurrido y ese día también..


Y nada más salir del parque, al otro lado de la calle, el edificio Dakota, en el que vivía el exbeatle y junto al que fue tiroteado hace casi 44 años.


HIGH LINE, UN PARQUE ARTIFICIAL EN ALTURA


Quince años ha cumplido el primer tramo de la High Line, el parque más sorprendente de Nueva York, construido en altura (nueve metros) aprovechando una línea de tren en desuso que iba a ser desmantelada. Sin embargo, una iniciativa ciudadana para evitarlo tuvo éxito y el resultado es un coqueto paseo ajardinado que se ha convertido en una atracción. Cierto también que se lo han currado, que han hecho un excelente trabajo paisajístico y de diseño, en el que se invirtieron 153 millones de dólares. Se dice que la revaloración de la zona que atraviesa ha generado ya 2.000 millones de dólares de retorno en inversiones, entre ellos la construcción de dos hoteles. Así se entiende que los propietarios de edificios y comerciantes que abogaban por su demolición a comienzos de siglo celebraran la puesta en marcha de la segunda fase del paseo.

El paseo ajardinado elevado tiene 2,3 kilómetros de trazado. 

Por resumir, la plataforma elevada de vías de ferrocarril, que cayó en desuso por la llegada de los camiones, se ha convertido en un jardín/paseo/mirador, en el que en algunos tramos se han mantenido las vías como recuerdo de lo que fue. Y lo que fue una línea de tren puesta en marcha en los años 30, hace casi un siglo, a lo largo de Décima avenida para dar servicio a las industrias existentes en las orillas del Hudson (mataderos, empaquetadoras) en el lado Oeste de Manhattan ha devenido en algo que sus constructores nunca imaginaron.


El paseo, que hicimos de norte a sur, ciertamente tiene un poco de irreal, caminar entre rascacielos o viendo en altura las calles de la ciudad, pasar junto a balcones de edificios megacaros o al lado de tiendas, algunas con acceso directo desde el paseo.


A lo largo del recorrido se suceden las estatuas, como este electrizante árbol fucsia, enlaces para acceder o salir, y también zonas de descanso cubiertas y abundancia de árboles y plantas. Este se llama Arbol Viejo y al representar un sistema ramificado de órganos, vasos sanguíneos y tejidos humanos ejemplifica la conexión entre la vida humana y la naturaleza.


Llama la atención que en tan poco tiempo hayan conseguido poner en pie un sendero verde con tanta planta y árboles tupidos.


El recorrido atraviesa una veintena de calles entre verde, arte y un punto de vista diferente de la Gran Manzana.

Las obras de arte se suceden entre el verde a lo largo del paseo

Espectacular bailarina saludando, de Curtain Call, homenaje a su familia

Una de las más llamativa es esta bailarina saludando al público tras la actuación, apretando con su cuerpo un gran ramo de flores. Pese a su falta de definición tiene un gran realismo, y con ella la autora ha querido homenajear a sus padres y hermana, todos bailarines profesionales.


Además del arte, de los jardines, de la vista de esta parte de la ciudad, el paseo por la HL permite contemplar edificios de lo más interesante aunque eso no resulta una novedad en NYC.


El recorrido, siempre lleno de gente, se hace corto la primera vez ante el descubrimiento de todo lo que ofrece el paseo.


A veces la sorpresa es inevitable, como con estos peces colocados sobre la valla y frente a una escalinata desde la que se contempla la calle.


Y debajo, a unos pocos metros, pero a una gran distancia, las avenidas, los coches y la vida real que dese arriba parece distante.

Antigua fábrica de Nabisco reconvertida en el Chelsea Market

Poco a poco recorres sorprendido este paseo, que en la calle 15, bordea el Chelsea Market, otro atractivo más para la visita, una vez acabado el recorrido.


Chelsea Market, un agradable refugio para el calor y con un montón de opciones para comer.


A fin de que no se olvide lo que allí había antes de su recuperación, se mantiene un pequeño tramo de vía lleno de hierbas. Gracias a que hubo personas que se dieron cuenta que la solución más adecuada no era el derribo, que en su momento parecía inevitable, y que lo lucharon.

A destacar que hay escaleras de acceso/salida en una decena de calles de su recorrido, además de la rampas en su extremos; ascensores en otras cuatro y también dos baños públicos. Y es gratuito pasearlo. Y ha tenido tanto éxito, que recomiendan la visita mañanera (abre a las 7) para evitar aglomeraciones (nosotros lo hicimos un poco más tarde y había gente, pero bien) y ya hay un freetour para disfrutarlo de manera guiada.


LITTLE ISLAND

Vista del Little Island desde tierra con sus 280 columnas de apoyo

Si el High Line sorprende, el Little Island no se queda atrás. Es igualmente una zona verde inventada, en este caso mediante la construcción de una especie de isla artificial en la zona de los antiguos muelles del Hudson (entre el pier 54 y el 56). Para ello se han instalado una especie de embudos pegados unos a otros para contener la tierra. Como con el High Line, ha tenido una excelente acogida. Lo que resulta imposible de adivinar desde el exterior es que hayan formado un terreno artificial de más de dos hectáreas, una obra en la que se han invertido 260  millones de dólares.

Abre a las seis de la mañana y la entrada es libre. Dentro hay praderas, cafeterías, food trucks y verde y  árboles. También miradores sobre el río, baños y zona para niños.

Una amplia pasarela de acceso facilita la llegada

Su peculiar diseño confunde al visitante primerizo, incapaz de imaginar si esa curiosa estructura puede albergar un parque digamos convencional. Pues sí, lo alberga.


Estas llamativas columnas, que a algunos le recuerdan zapatos de tacón, son nada menos que 280, cifra que algunas fuentes multiplican por tres. Obviamente, no las contamos.


Para otros se parecen más a tulipanes, y el conjunto conforma un parque con desniveles, pero siempre accesible.


Una vez dentro, te olvidas de la base y lo que tienes es un atractivo recinto de recreo, que goza de amplia estima y muchos visitantes.

Vista de Little Island desde la terraza del edificio del pier 54

Se aprecia mejor el conjunto desde el vecino pier 54, donde un edificio con tiendas y restaurantes tiene una amplia terrada-mirador sobre Little Island, con el fondo de Manhattan sur y su pasarela de acceso y también los apoyos de madera de los antiguos muelles. A destacar que cuenta con zonas de descanso, restaurantes y  baños públicos y como curiosidad histórica, en este muelle desembarcaron los supervivientes del Titanic.

Interior del Pier 54, un lugar realmente agradable.


PROSPECT PARK, EL "CENTRAL PARK" DE BROOKLYN

Prospect Park es un parque al que se le pueden encontrar muchas similitudes con Central Park, y no es nada raro ya que fue diseñado también por Olmsted y Vaux, y se completó unos años antes que el de Manhattan. Es algo más pequeño, 2,1 kilómetros cuadrados, que viene a ser el 60 % de la superficie de CP. El encargo lo recibieron en 1850 y no se inaguró hasta 1867, fechas similares en ambos parques.

Prospect Park cuenta con un enorme lago

Como su hermano mayor, cuenta con estanques (bueno, solo uno, pero de gran extensión), praderas, zonas de densa arboleda y muchos paseos, e igualmente con áreas para la práctica deportiva. Teniendo en cuenta la populosa zona donde se encuentra, es ampliamente visitado.

Enorme pradera en medio de bosques, algunos previos a la existencia del parque

La principal diferencia entre ambos es que fue diseñado para lucir salvaje, con menos simetría y senderos más sinuosos y en muchas zonas se respectó la vegetación que allí existía, lo que permite imaginar el aspecto del territorio hace dos siglos, los bosques de aquel Nueva York.  El parque parece ser que era zona habitual de paseo del escritor Paul Auster, recientemente fallecido, que residía en sus inmediaciones. Por lo demás, allí hay también un zoológico, pistas de hielo y es sede de numerosas actividades culturales, de un mercado agrícola dominical, entre otros atractivos. Y en una de sus esquinas, un jardín botánico que no encontramos tiempo para visitar. Es el problema de Manhattan, que te monopoliza.


Nos despedimos de Prospect Park con la imagen de este llamativo pajarito que allí encontramos.


WASHINGTON PARK (GREENWICH VILLAGE)

Panorámica del parque urbano Washington Park

Washington Park es una pequeña zona verde del barrio de Greenwich Village, que por su tamaño no tiene nada que ver con los ya citados en esta entrada. Una fuente central, varios paseos, muchos árboles y bancos y tradición como lugar de reuniones, protestas políticas o simplemente para descansar.

Arco de George Washington

En uno de sus accesos se encuentra un arco del triunfo erigido en 1889 para conmemorar el centenario de la presidencia de George Washington, cuya toma de posesión fue precisamente en Nueva York, entonces (por poco tiempo) capital del país. Inicialmente construido en yeso y madera, a los pocos años fue reedificado en mármol. Como curiosidad, los estudiantes de la vecina Universidad de Nueva York desfilan bajo el arco en el acto de entrega de diplomas.


En la cara exterior del arco, del lado contrario del parque, el arco cuenta con dos esculturas de Washington.

Olmo de los ahorcados

Y como cierre, una imagen del olmo de los ahorcados, una leyenda urbana sobre que un árbol del parque fue utilizado para ahorcamientos. Los registros solo dan cuenta de uno, pero este bulo ha sido muy difundido. Quizás por eso cuando recorrimos el parque buscado el dichoso árbol no hubo forma de encontrarlo. Lo que ya está certificado es que el terreno del parque se usó mucho tiempo como cementerio, y que en el subsuelo podría haber restos de hasta 20.000 fallecidos.

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