domingo, 7 de julio de 2024

4. Manhattan a través de sus barrios

Manhattan, el cogollo de Nueva York, tiene infinidad de barrios que de alguna manera sirven para estructurar esta populosa isla. No son divisiones estrictas, marcadas, pero permiten segmentar las áreas más relevantes de la ciudad. Por empezar por algún lado, hemos elegido, en el llamado Midtown, la Grand Central Station, la impresionante estación de tren situada en el centro de la ciudad: inaugurada en 1913, es la más grande del mundo con 44 andenes y 67 vías.

Exterior de la Grand Central Station, con toques clásicos y acceso de vehículos por un puente

Curiosamente es una infraestructura destinada a dar servicio a viajeros, pero fue construida de tal forma y con tal despliegue de medios que es también una seña de Nueva York, y conocida por aparecer en numerosas películas.

Hall principal de la Grand Station, monumental e impresionante

El eje del recinto es su vestíbulo principal, al que se accede por unas escaleras. Tiene unas dimensiones enormes, nada menos que 114 por 36 metros, a lo que se añade el techo curvilíneo a 38 metros del suelo. Cuando se llega por primera vez es inevitable un gesto de asombro.

El vestíbulo está coronado por un techo en curva lleno de pinturas de Paul César Helleu

Una parte importante de su majestuosidad lo aporta su cubierta, y la del Oyster Bar, en el sótano, obra del español Rafael Guastavino, conocido como el arquitecto de Nueva York y que patentó estas enormes bóvedas de ladrillo. Aprovechando la visita a NY, Ana leyó un interesante libro sobre la vida de este catalán, muy recomendable. Se trata de A prueba de fuego, cuyo autor es Javier Moro.

De freetour en la Grand Central Station

Visitamos por primera vez la Grand Central en el marco del freetour por el Midtown, como se conoce la parte interior de Manhattan al sur de Central Park. Los norteamericanos, tan prácticos, se  limitan a llamarla zona media y punto, todo el mundo lo entiende.

Lámpara arbolada de la Grand Station

En esta visita, nuestro guía, Miguel, nos llevó por su interior, nos dio datos de la obra y de su funcionamiento, y también nos enseñó algunas de las obras de arte que incluye, como esta gigantesca lámpara.

Oyster Bar

Dentro del recinto existe un nivel subterráneo con zonas comerciales y de servicios, un restaurante, el Oyster Bar, especializado en ostras, un mercado de frutas, excelente, con precios destinados a una minoría. Como ejemplo, cuando estuvimos allí ofrecían manzanas a cinco dólares la unidad... Y en altura, dos pistas de tenis en las que jugar tiene igualmente precios astronómicos. Al parecer, durante unos años su titular fue nada menos que Donald Trump.

Otra curiosidad, que probamos con Miguel, es un cruce de dos amplios pasillos en la planta inferior con un curioso efecto acústico: dos personas se ponen en sendos extremos, de espaldas una a la otra, hablan bajito y se escuchan perfectamente. Y eso que se encuentran a quince metros de distancia. 

En fin, una joya que no es la construcción original, ya que antes hubo otras dos estaciones en el mismo emplazamiento. La primera, Grand Central Depot, entró en servicio en 1871, pero al poco tiempo se comprobó que era insuficiente para dar servicio a la ciudad y fue demolida. En el año 1900 se inauguró la Grand Central Station, una obra defectuosa que almacenaba gases de los trenes, y cinco años después fue también eliminada. Ya en 1913 se inauguró la actual Grand Central Terminal, que también corrió riesgos unas décadas después. En la de 1950 se estudió su derribo para construir un enorme rascacielos; por suerte los costes eran tan elevados que el proyecto se abandonó.
 
Times Square, la que podría ser la plaza central en una urbe que carece de plazas

A no mucha distancia de la estación se encuentra la que podemos considerar como la plaza central de la ciudad, Times Square, algo así como la Puerta del Sol neoyorquina. Mundialmente famosa por sus edificios recubiertos de pantallas gigantescas, emitiendo constantemente publicidad, noticias y todo tipo de mensajes. Estando aquí te das cuenta de uno de los motivos por los que las ciudades USA son distintas, al menos esta: todo son cruces pero no pensaron en plazas al estilo de cualquier ciudad europea.

Paseantes, turistas, vendedores y comercios en el km 0 de NY

Times Square no es, por tanto, una plaza definida sino varias manzanas situadas entre la Sexta y la Octava avenidas en la parte más occidental del Midtown. Siempre está llena de gente, locales y turistas, músicos callejeros, terrazas y una fauna variada que lo mismo graba vídeos publicitarios que observa hombres anuncio disfrazados. Allí descubrimos también un mercadillo callejero en un lateral.

Y al caer la noche, Times Square revive con todo su esplendor

Pero el momento especial de esta plaza, que recibe su nombre debido a que allí estuvo la sede del periódico New York Times, es la noche. En ese momento las pantallas estallan y la luz que emiten casi hace daño.


Aunque al caer la tarde habitualmente nos recogíamos en nuestro refugio de Brooklyn tras una larga jornada de calle, hicimos una excursión a Washington, que ya comentaremos. Y al regresar, ya de noche, tuvimos la suerte de ver Manhattan desde la costa de Nueva Jersey, donde tomamos la fotografía que abre este blog. Y al entrar en NY por un túnel bajo el Hudson River, nos acercamos a ver Times Square iluminado. Un espectáculo.

Un joven grabando un videoclip con dos cantantes en pleno Times Square


En Times Square se reúne una multitud durante la Noche de Fin de Año, para seguir el proceso de cambio de año y la bajada de la bola que señala el primer segundo de un nuevo año.

Empire State Building, el rascacielos por excelencia

No muy lejos se encuentra el principal rascacielos histórico de la ciudad, el Empire State Building, que entre 1931 y 1971 fue el mayor del mundo y volvió a serlo tres décadas después tras el derribo de las torres gemelas. Es otro icono de la ciudad visitado por más de cuatro millones de turistas cada año, que acuden a conocerlo y a ver la ciudad desde un mirador elevado. Indudablemente, la película King Kong (1933) lo convirtió en un fenómeno mundial y después ha aparecido en más de 250 películas y series de televisión. Nosotros no lo visitamos ya que elegimos el Summit para la vista aérea de la ciudad.

Plaza Rockefeller, en medio del complejo y donde en invierno se instala una pista de hielo

Siguiendo por esta parte de la ciudad y a un cuarto de hora caminando llegamos al Rockefeller Center, pasando junto al pequeño y coqueto Bryant Park. Este complejo está formado por 19 edificios construidos en su mayoría en la década de los años 30 por el magnate del petróleo de ese nombre y que ha sufrido numerosas vicisitudes en este siglo escaso de existencia. La plaza de la foto se convierte en pista de hielo en los aledaños de la Navidad y de ello se hacen eco todos los medios de comunicación, pero la realidad es que es mucho más pequeña que las pistas que instalan en cualquiera de nuestras ciudades por las mismas fechas.

The Vessel, una estructura fracasada por motivos ajenos a la arquitectura

Cambiando de registro en una ciudad en el que el talento de la arquitectura se nos aparece en cualquier esquina de forma apabullante, merece una mención la estructura The Vessel, inaugurada en el año 2019 y actualmente cerrada al público. Se encuentra en Hudson Yards, en el lado oeste de la ciudad, cerca del Hudson River. Contemplamos esta plataforma el día que paseamos por la High Line y realmente llama la atención. Fue construida por un arquitecto londinense partiendo de la base de que los caminantes subirán "solo porque está allí". Son una serie de pasarelas y miradores interconectados con un patrón que recuerda un panel de abejas, con una altura de 16 pisos. Esta edificado con vigas de acero fabricadas en Italia, y su coste ascendió a 200 millones de dólares.

Cuatro suicidios provocaron su clausura

Tras una polémica después de su inauguración sobre la propiedad de todas las imágenes de esta plataforma, los problemas se sucedieron. En poco más de un año tres personas se arrojaron desde arriba. Después de estos tres suicidios estuvo un tiempo clausurada. Una cuarto suicidio una vez reabierta provocó su cierre, por ahora definitivo, en julio de 2021.

Establecimientos y tiendas de productos españoles en un centro comercial de Hudson Yards

Junto a The Wessel hay un moderno y bastante exclusivo centro comercial, que estaba semivacío el día que lo recorrimos. Acudimos porque en su planta inferior hay un mercado denominado Little Spain que ya podéis imaginar que son restaurantes y bares de productos españoles y también alguna tienda. A media mañana estaba casi vacío y el personal preparaba los locales para la llegada de clientes y ofrecerles jamón, patatas bravas, croquetas y paella, entre otras exquisiteces. 

Parque fluvial Hudson Park, siete kilómetros junto al río

La jornada del 4 de julio, después del tour por Central Park y antes de los famosos fuegos artificiales que cada año se disparan en esa fecha, recorrimos Hudson Park. Se trata de un parque fluvial que recorre el lado oeste de Manhattan desde el final de Central Park hasta la parte sur, aproximadamente siete kilómetros de longitud. Las obras se iniciaron en los años noventa y la construcción se alargó en varias etapas hasta el 2010. Es un paseo agradable, con árboles, zonas de estar, plazoletas, algunos chiringuitos, y siempre con el río Hudson al lado. Lo disfrutan también numerosos ciclistas que tienen su propio carril con un trayecto que abarca prácticamente la totalidad del frente fluvial de Manhattan.

Llamativo edificio en pendiente junto al Hudson Park

En el número 625 de la calle 57 West, el paseante se sorprende con un edificio que no se parece a ningún otro, una especie de híbrido entre un bloque perimetral europeo y un rascacielos neoyorquino. Con tres de sus esquinas en el suelo y la cuarta a 142 metros de altura, la enorme pendiente se perfora en terrazas, y cada apartamento dispone de una ventana con voladizo para ganar luz. Un tanto inclasificable pero sin duda espectacular. Nos quedamos con las ganas de visitar una de las viviendas.

Catedral de San Patricio, el templo católico neogótico más grande de Norteamérica 

Muy cerca del Rockefeller Center se encuentra la catedral de la ciudad, dedicada a San Patricio, cuya construcción no finalizó hasta 1879 pese a que se anunció a principios de ese siglo. Los trabajos se habían iniciado veinte años antes, pero se interrumpieron durante la guerra civil. Su objetivo era sustituir la vieja iglesia de San Patricio, un templo interesante y agradable que visitamos en el recorrido por el Soho, Chinatown y Little Italy.

Como ha ocurrido con otras muchas obras en la ciudad (qué mejor ejemplo que el puente de Brooklyn), se diseñó pensando en que sus torres de 100 metros dominaran Nueva York. Lo cierto es que hoy, rodeada de rascacielos, parece casi un templo modesto.


En cualquier caso, es un recinto enorme que abarca una manzana entera y puede acoger a 3.000 personas. Construida en ladrillo, fue recubierta de mármol blanco.

Antigua catedral de San Patricio, un templo acogedor y atractivo

Conocimos también  la antigua catedral de San Patricio, construida en los primeros años del siglo XIX y que con la catedral actual pasó a ser un templo parroquial. Es un recinto fresco, tranquilo y sin duda llamativo, y estando en Nueva York tuvo su promoción ya que aquí se rodó una escena de El Padrino.

Vidrieras de la old catedral

Iniciando el freetour por el Soho, Little Italy y Chinatown

Tres de los barrios más característicos de Nueva York (Soho, Little Italy y Chinatown) los recorrimos, siquiera someramente, con un freetour en los que nos guio María, una conductora avispada y entendida, Éramos veintitantas personas y nos paseó con soltura y profesionalidad durante más de tres horas. Para los no familiarizados con esta megalópolis, aclarar que el Soho, que parece un topónimo con historia, simplemente es una contracción de South of  Houston Street, una manera sencilla de identificar donde se encuentra y no complicarse la vida, aunque en Londres existe una zona del mismo nombre. La neoyorquina data del año 1962 y obviamente hizo fortuna. Para seguir con ejemplos similares, justo al sur del Soho está un barrio bien, si es que no lo son la mayoría aquí, y como bautizarlo como So-Soho debía de quedar raro, optaron por Tribeca, un sitio donde tiene casa, por ejemplo, Robert de Niro. En este caso es la contracción de Triángulo detrás de Canal Street.

Hasta seis galerías de arte se agolpan en una manzana del Soho

El Soho es una zona cultureta, con abundancia de galerías de arte y lofts donde residen artistas, y por supuesto abundancia de galerías de arte. Al poco de empezar a caminar, María nos situó en una manzana en la que había nada menos que seis galerías de arte casi pegaditas unas a otras. Sorprendente.

Dalí como reclamo de una de las galerías

Y tampoco es que exhibieran obras de artistas locales o no muy conocidos.


Debía tener confianza con una de ellas, ya que invitó a entrar a todo el grupo, y  aunque solo fuera por el aire acondicionado del interior ya apetecía. Y de sorpresa en sorpresa, dentro había obra de Miró, Chagall, Dalí y de pintores de este nivel.


No me quería olvidar de Picasso, con varios cuadros suyos en este Park West Museum/Gallery. Quizás por la falta de tiempo no pudimos cerrar ninguna adquisición en el grupo, pero María nos explicó detalles del funcionamiento de estas galerías, el más llamativo, que fijan el precio y que entre el 60/70 por ciento del importe de la venta es para ellos, y el resto para el autor. En otras palabras, que el proceso de venta vale el doble que el de creación. Punto.


Por muchas cuentas que echamos, realmente no veníamos preparados para comprar un cuadro de autores tan renombrados. 

Ejemplo de edificio con estructura de hierro, que permite una fachada de amplios ventanales

La denominada arquitectura del hierro  o iron castles fue un descubrimiento en esta visita, un sistema del que no teníamos la menor idea. Se aplicó durante la parte central y final del siglo XIX debido a las posibilidades que ofrecía y a su bajo coste. En síntesis, consiste en realizar la estructura de un edificio en hierro fundido, originada por la disponibilidad de nuevos materiales en la revolución industrial. Mercados, estaciones, quioscos o recintos para exposiciones fueron primero, luego le tocó el turno a los edificios residenciales.

La escaleras de incendios, obligatorias desde principios del XX

Mediante este sistema constructivo, el arquitecto diseña un modelo, y el constructor el molde en el que se vierte el hierro colado, siendo posible repetir el mismo modelo y unir de manera casi infinita sus componentes. Los empresarios se fijaron en este sistema ya que permitía espacios interiores amplios para almacenaje, escaparates atractivos y menor riesgo de incendios. Y muy importante, su coste era menor que la piedra y no precisaba personal especializado para el ensamblaje. Inicialmente, tras la fachada metálica el interior era de madera o mampostería tradicional, pero a partir de 1855 se logró construir un esqueleto del edificio homogéneo.

Edificio donde nacieron las maquinas de coser Singer

María nos fue hablando y mostrando los principales ejemplos, recalcando que hoy son inmuebles protegidos y que presentan algunos problemas de mantenimiento, pues debajo del recubrimiento hay hierro. En total se estima en 135 las propiedades incluidas en esta categoría de la arquitectura del hierro, entre ellas esta monada de inmueble donde nacieron las populares máquinas de coser Singer. Con 12 pisos de altura, se completó en 1903. Además de hierros pintados de verde, incorpora ladrillo y paneles de terracota. A la próspera compañía el inmueble se le quedó pequeño muy pronto, y enseguida encargó al mismo arquitecto, Ernest Flagg, otra sede que entró en servicio en 1908 y ya con 47 pisos de altura. Este nuevo edificio fue durante un año el más alto del mundo.



Antes de abandonar el Soho vimos alguna galería de arte moderno de todo tipo, que ofrecían cosas como las que recogen estas fotografías, muy demandadas por los jóvenes millonarios que buscan convertirse en habitantes vip de la zona. Había precios de todo tipo, pero nada comparable con los cuadros de los reputados pintores ya citados.

Edificio en el que se instaló el primer ascensor en el mundo

Antes de abandonar el Soho pudimos contemplar el edificio sito en Broadway 488/492 donde se instaló el primer elevador en un inmueble de la ciudad, un ascensor hidráulico movido por una máquina de vapor. Ocurría en el ya lejano año de 1857. El edificio pertenece igualmente a la arquitectura del hierro.


Del Soho pasamos a Little Italy, cuyo nombre tiene poco misterio: en sus orígenes estuvo poblado mayoritariamente por inmigrantes italianos. Sin embargo, los italoamericanos fueron mudándose y su territorio menguando mientras crecía el del vecino Chinatown. Little Italy tiene al norte un barrio llamado Nolita. ¿Qué significa?, simplemente North of Little Italy, esto se llama hacer magia con el idioma.

Icónico grafiti de Audrey Hepburn junto al Café Roma, obra de Tristan Eaton


Ahora mismo Little Italy es una sucesión de restaurantes y bares con nombres y comida italiana, atestado de gente el día que lo visitamos. Como detalle que a uno de nosotros emocionó, en Spring con Bulberry encontramos Rice to Riches, un templo del arroz con leche impresionante. Es su único producto. Nos informó la guía y tras terminar la ruta, comer en un chino, of course, lo buscamos para deleitarnos con un arroz con leche que ofrecen con distintos sabores. Riquísimo y a precio neoyorquino.

Little Italy al fondo de nosotros, por delante comienza Chinatown

Cruzar la calle que separa ambos barrios implica un cambio de registro radical: del país mediterráneo damos un salto cultural y vital al Extremo Oriente. Las calles de repente están pobladas de asiáticos y los comercios parecen salidos de cualquier ciudad china.

Farolillos y restaurantes chinos por doquier

Sin embargo, la peripecia vital de ambas comunidades en Nueva York/Estados Unidos ha sido bien diferente. Los italianos sufrieron los problemas de cualquier movimiento migratorio, sin más. Los chinos y los asiáticos, una discriminación completa, en ocasiones violenta, que llegó a generar una ley específica y única en su contra. Estamos hablando de la Ley de Exclusión de los chinos de 1882, que prohibía su entrada durante 10 años, que fue prorrogada y estuvo vigente hasta la Segunda Guerra Mundial.

Esta norma convirtió en ilegales a los que ya vivían en Estados Unidos, que no podían solicitar la nacionalidad salvo que un blanco testificara que estaban legalmente antes de la ley. Y tampoco salir ante el riesgo de no poder entrar de nuevo. Y de alguna manera avaló los progromos que llevaban décadas sufriendo, especialmente en la Costa Oeste. Ellos vinieron para trabajar fundamentalmente en la minería, los ferrocarriles y las lavanderías, y en el primer sector hacían los trabajos más peligrosos, más horas y por menos salario que los blancos.

Placa de recuerdo a Félix Varela

Obviamente, la ley salió adelante por que existía una presión social en este sentido y años de agresiones, asesinatos y matanzas que nunca tenían consecuencias. Destacó María el trabajo de un cura filipino, Félix Varela, que luchó contra esta ley y logró que fuera anulada.

Grupos de asiáticos jugando en un parque de Chinatown

En este contexto es más comprensible que buscaran aislarse en guetos, barrios con compatriotas o al menos asiáticos. Realmente, Chinatown hoy día ofrece un aire oriental, con tiendas y restaurantes de estética y personal chino. En uno de ellos comimos, rico y muy barato, con la peculiaridad que ya nos había explicado la guía: no admiten tarjetas, todo en cash, ellos no piden créditos bancarios y no quieren saber nada de la banca... en 2024.

Centro Correccional, prisión de alta seguridad en altura conocida como el Guantánamo de Nueva York

Curiosamente, el grupo de chinos jugando de la foto superior estaba en un parque situado junto al Centro Correccional de Nueva York, una cárcel en altura inaugurada en 1975 con unas características que en cualquier país europeo provocarían escalofríos: en altura, sin patios, dividida en diez sectores por lo que los presos casi no se mueven y pasan la práctica totalidad del día en sus celdas alejados de la luz del sol. Allí está alojado actualmente el capo de la droga de México Chapo Guzmán y allí se suicidó Harvey Weinstein, famoso productor de cine con una larga condena por violaciones y abusos sexuales. Desde fuera no hay (o no vimos) cartel visible que identifique esta tenebrosa prisión y sin la guía nunca hubiéramos imaginado lo que esconde este inmueble.



Con la guía finalizamos el tour visitando un mercado chino-chino, difícil de encontrar sin ayuda y con productos que en muchos casos desconocíamos. La clientela, salvo los turistas, era en su totalidad asiática.

Calle típica de Greenwich Village con su aspecto tranquilo y reposado

Esta visión particular de los barrios de Manhattan la rematamos con un resumen del recorrido que hicimos por Greenwich Village, otra área bastante conocida y muy agradable y sin duda el barrio bohemio por excelencia. 

Cafe Reggio, un clásico en Greenwich

Es igualmente una zona muy cara, que en el pasado ha tenido vecinos como Franklin Roosevelt, B.B. King o Andy Warhol.

Washington Mews, de 1830, la calle adoquinada más antigua

Iniciamos el paseo en el Washington Square Park, del que hablamos en la entrada de los parques, y a unos pocos metros se encuentra Washington Mews, una calle adoquinada que data de 1830 y que se dice que es la más antigua con este firme. En su momento eran establos para las casas de los alrededores y actualmente estas propiedades pertenecen a la New York University, que tiene diversos edificios en esta zona. Es la mayor universidad privada de USA con 60.000 estudiantes.


Se respiraba el día que estuvimos un ambiente tranquilo, relajado, y hasta podías encontrarte una calle totalmente vacía, con árboles y alcorques cuidados, y unas vallas excesivas para proteger flores.

El inmueble que presume de ser uno de los más estrechos de la ciudad: menos de tres metros

En el recorrido pasamos por la calle Bedford, donde se encuentra, entre los números 75 y 77, la que podría ser la casa neoyorquina más estrecha, con algo menos de tres metros de fachada. Es un apartamento y está muy cerca del teatro Cherry Lane, por lo que allí residió algunas temporadas el mítico actor Cary Grant mientras hacía funciones en dicha sala.


Residencial principalmente y con algunas calles con interesantes comercios y llamativos bares y restaurantes, es una zona que se recorre con facilidad, muy entretenida,

Monumento a la liberación gay en el Christopher Park

Una pequeña zona verde acoge un conjunto escultórico de mucha significación en la lucha por los derechos de la población gay en Estados Unidos. Se instaló aquí por la proximidad del Stonewall Inn, un bar de ambiente homosexual donde se produjo una redada policial en el año 1969 que generó importantes disturbios. Algaradas que se consideran el primer paso en la batalla por la consecución de derechos del colectivo gay.

Christopher Park repleto de banderas arcoiris

El perímetro del parque estaba el día que los visitamos lleno de banderas arcoiris, en recuerdo de la importancia de lo que allí ocurrió, a fin de cuentas hace poco más de medio siglo.

Jefferson Market Library, una biblioteca con mucho encanto

Nos disponíamos a salir de Greevwich, pero nos esforzamos en localizar la Jefferson Market, actualmente una extensión de la Biblioteca Pública de Nueva York, y realmente fue una visita que mereció la pena. Es una edificio precioso que data del año 1877. Inicialmente fue sede judicial y con posterioridad ha sido cosas tan opuestas como mercado y prisión hasta terminar como centro cultural.


Hubo algunos intentos para demolerlo, algo que parece haber sido un sino en una ciudad donde el mercado inmobiliario lo puede casi todo. Por suerte, ha pervivido.


No tuvimos problema para conocer su interior y recorrimos dos de sus plantas, un encanto. Especialmente la subterránea, casi una bodega pero con el atractivo de los libros.

Interior de la Biblioteca Pública de Nueva York

La casa matriz, la Biblioteca Pública de Nueva York, es un enorme edificio neoclásico cercano a la Grand Station. La visitamos con un freetour y allí no se entra como en la Jefferson, hay escáneres y control de mochilas. Data de 1895 y la gestiona un consorcio privado... pese a su nombre, aunque no tiene ánimo de lucro, faltaría más. Es de las principales de todo Estados Unidos.

Rascacielos que imita el campanario de San Marcos, Venecia

En Nueva York la fauna de rascacielos es tan amplia y variada que pese a ver todos los días un montón de ellos siempre hay alguno que sorprende. Es el caso del edificio de la Metropolitan Life Insurance  Company Tower, que lo construyó entre 1909 y 1912 en Union Square. Bate muchos récords: fue un tiempo el más alto del planeta con 213 metros de altura y 50 pisos, y los relojes que decoran sus cuatro fachadas también los diseñaron para impactar: ocho metros de diámetro (más que el famoso Big Ben) y sus agujas pesan 500 y 350 kilos. Desde 2015 es un hotel de lujo, el New York Edition Hotel.


Ya utilizando el metro logramos por fin localizar otro de los iconos urbanísticos, el Flatiron, famoso por su diseño triangular y por su belleza. Sin embargo, estaba en obras y lleno de andamios y telas, por lo que la foto no le hace justicia. Su construcción en acero permitió levantarlo en solo un año y que los viandantes pudieran seguir las obras. Este atrevido diseño originó grandes polémicas tras su terminación, pero actualmente es enormemente popular y aparece en numerosas series y películas.


Y para cerrar este paseo, un auténtico pub irlandés con una fachada que no engaña. Hay dos idénticos en la ciudad, en Times Square y en el Midtown. De su cerveza no podemos decir nada, no entramos, pero el exterior llamó la atención de nuestra cámara...

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